Origen y Nombre del Distrito
Hacia el siglo XVI, el lugar que hoy ocupa la ciudad de Laredo era conocido como «tierras y molino de doña Inés de Ayala», en el siglo XVIII, se le llamó San Nicolás del Paso, debido a que la advocación – o protección – de San Nicolás de Tolentino. San Nicolás, se convirtió, así en el patrón de ese molino.
Posteriormente, el capitán español don Gaspar Antonio Remírez y Laredo adquirió la hacienda San Nicolás del Paso en 30,128 pesos. Remírez era «Tesorero general de la Santa Cruzada de Trujillo, Saña y Piura y Alcalde ordinario de Trujillo».
Este personaje obtuvo el 14 de agosto de 1813, la real autorización del gobierno español para sembrar, por primera vez, caña de azúcar en su predio. Y, además, para construir un trapiche y producir azúcar. Esta industria trajo consigo la incorporación de esclavos negros.
Por el lugar cruzaba el «Camino Real de Huamachuco», que partía de Trujillo y conducía a la ciudad andina, uniendo a las haciendas La Merced, San Nicolás del Paso y Galindo. El actual pueblo de Laredo no existía. Sólo habían ranchos diseminados a lo largo del camino y hoy constituyen las calles La Merced y San Ignacio.
El establecimiento de la actividad industrial generó el incremento de la ranchería y la población. Además, el naciente pueblo fue conociéndose con el apellido del propietario de la hacienda.
En 1878 se constituyeron, los caseríos de Laredo y la Merced, que dieron origen al pueblo de Laredo, en cuyos límites históricos se ha levantado el Arco del Triunfo.

Época Pre-Inca
En el lugar denominado «Abrigo rocoso», próximo al pueblo de «Quirihuac», se han descubierto vestigios de artesanía en piedra, propios del periodo paleolítico. Los estudios arqueológicos les otorgan una antigüedad de 12 mil años. Los grupos humanos que en aquella época ocuparon la zona que hoy comprende el distrito de Laredo, no conocían la agricultura; siendo cazadores y recolectores.
El proceso de desarrollo de estas poblaciones comprendió varios miles de años, hasta llegar a las grandes culturas de la costa. En la «Dacha de los Reyes», del complejo arqueológico «Caballo Muerto», han hallado restos de plantas cultivadas, de caña brava, cerámica y textiles, que corresponden a un población sedentaria y con conocimientos de agricultura. Lo cual se confirma por la forma y distribución arquitectónica de la Dacha. Los análisis con radio carbono 14 asignan a tales restos, una antigüedad de 1,190 años AC.
El complejo habitacional y la Dacha «Galindo» corresponden a la V etapa de la Cultura Moche. Los vestigios de habitaciones, corredores, pozos, etc., distribuidos en una extensa área, demuestran el elevado nivel de desarrollo técnico alcanzado por sus poblaciones, 800 años D.C.
Siglos después, la Cultura Chimú, se hace evidente en los territorios laredinos; especialmente en la margen izquierda del río Moche. Por ejemplo, en el cerro «Oreja» y los arenales adyacentes, se encuentran innumerables restos de su cerámica. Además, en las faldas del cerro, esta civilización construyó andenes para cultivos y un vasto cementerio, recientemente descubierto, durante las excavaciones para la construcción del canal Chavimochic.
Los técnicos del Instituto Nacional de Cultura de la Libertad, se hicieron cargo de las investigaciones. Realizaron excavaciones verticales de hasta 7 metros de profundidad, logrando desenterrar osamentas de más de 800 personajes, acompañadas de ceramios y tejidos, así como de gran cantidad de utensilios y joyas de cobre y oro. Se presume que las osamentas corresponden a personajes de elevado linaje y de diferentes épocas y culturas.

Época Incaica
Los poderosos ejércitos del inca Túpac Yupanqui llegaron al valle del Chimor cuando esta cultura se hallaba en su máximo esplendor. Los incas sitiaron su capital Chan Chan y sólo lograron someterla cortando el suministro de agua por varios meses. Llevaron al Chimú Cápac Minchan Caman al Cuzco, donde lo hicieron desposar a una princesa inca. Entonces, toda la costa norte pasó a ser tributaria de los incas. Los estudios históricos y arqueológicos no han encontrado evidencias del incanato en territorio de Laredo. Esto se entiende porque los pueblos conquistados se convertían en súbditos del estado cusqueño, obligados a pagar tributos consistentes en tierras, especies y recursos humanos. Pero mantenían a sus propios gobernantes, sus ideologías religiosas y costumbres. De este modo, los pueblos continuaron venerando sus «huacas» y «apus» y conservaron los ritos ancestrales. Más bien, los extraordinarios orfebres y artesanos chimúes trasladados al Cusco, cambiaron la faz de la capital inca. Convirtieron las otrora sencillas residencias de los nobles orejones, en los deslumbrantes palacios que conocieron los conquistadores españoles. Este período de dominio incaico, que duró muy pocos años, no representó, pues, ninguna influencia cusqueña para los pueblos que ocuparon los territorios que hoy comprende el distrito de Laredo.

Época Virreynal
Como consecuencia de la conquista, los españoles despojaron de sus tierras al estado Inca y a los naturales. Muy pocos señoríos lograron mantener algo de sus pertenencias. A la zona comprendida entre los cerros Pesqueda y Presidio, hasta la parte alta de la margen derecha del río Moche, según documentos de archivo, se le denominó, sucesivamente, «Asiento de Santa Catalina», «Tierras de Santa Catalina» y «pampas de Santa Catalina». En tanto, la parte baja fue conocida como «Valle de Santa Catalina», denominación que aún se conserva. En cuanto al margen izquierdo del río Moche, a la parte alta la llamaron «Valle de Nasape» o «Valle de Comache», hasta el cerro Prieto y la huaca del Sol. Y a la zona baja, «Valle de Santa Lucía de Moche», como hasta la actualidad. Los mismos documentos también señalan al «Pueblo de Indios de Santa Catalina», como el único asentamiento poblado, antes de las reducciones de indios dispuestas por el Virrey Toledo. Al ejecutarse éstas, la población indígena de esta zona pasó a formar parte de los pueblos de Mansiche y Huanchaco. En tanto que, lo que hoy es Laredo se originó en el siglo XVI como un fundo de 76 fanegadas, conocidos como «tierras y molino de doña Inés de Ayala». El territorio del actual distrito, estuvo conformado, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, por varias estancias y haciendas. Sus propietarios, todos ellos españoles o criollos, se dedicaban a diferentes actividades agropecuarias, como cultivo de productos de pan llevar y cría de ganado, principalmente.

Origen de la Hacienda Laredo
El predio rústico Laredo existe desde la llegada del conquistador español. Uno de sus más antiguos propietarios fue el maestro de campo Felipe Coronel y Mendoza, conforme consta en el testimonio del 22 de octubre de 1644, extendido ante el escribano real Francisco Nieto.
En el siglo XVIII encontramos a la mencionada hacienda con su primer nombre en español: San Nicolás del Paso. El doctor Gaspar Antonio Remírez y Laredo adquirió su dominio en remate por el precio de 30,120 pesos. La compra venta comprendió 79 fanegadas de tierras, un corto olivar, un molino de agua para hacer harina y 73 negros esclavos. En el año 1760, siendo propietario Remírez y Laredo, la hacienda estaba en condiciones de laborar 200 arrobas de caña de azúcar.
El apellido de la familia Remírez y Laredo (con título nobiliario de condes) va a dar motivo para cambiar el nombre de la citada hacienda por el de Laredo, hecho que tiene su origen a fines del siglo XVIII.
Posteriormente la Hda. Laredo pasa a ser propiedad de la familia Macpherson. Años después por escritura pública, de fecha 02 de marzo de 1867, Juan F. Macpherson vendió la hacienda Laredo a Manuel Antonio Chopitea.

Caserio de Laredo y la Merced
En el año 1878 acaeció un hecho social relevante: el nacimiento de los caseríos de Laredo y La Merced. Uno de los que contribuyó decididamente a dicha formación fue el dueño censatario de la hacienda La Merced, Modesto Santa María, quien luego de lotizar parte del caserío del mismo nombre, procedió a transferir algunos lotes que había cedido en censo con fines de vivienda.

Laredo a fines del S. XIX
En noviembre de 1881, José Ignacio Chopitea tomo en arrendamiento a la Hda. Laredo, asumiendo personalmente la administración de la misma. En 1883 se puso fin al contrato de semiesclavitud que existía con los chinos en Laredo, los que habían tenido a su cargo el cultivo de la caña de azúcar.
De inmediato se les reemplazó con el sistema de «enganche», instalándose la primera contrata con campesinos traídos de la Sierra.
En 1886 llegan a Laredo sus primeros maestros: Tránsito Rosales Valencia y Eliseo Berrú, quienes establecen las primeras escuelas, de primer grado de Primaria, para mujeres y varones, respectivamente. En los años subsiguientes se las convierte en escuelas municipales con valor oficial.
Luego del deceso de Manuel Antonio Chopitea, su hijo José Ignacio Chopitea Luna Victoria, en junio de 1889, se convierte en propietario exclusivo de la Hda. Laredo.

Laredo en el Siglo XX
En julio de 1906 Laredo recibió por primera vez la visita de un Presidente de la República: José Pardo con ocasión de la inauguración del tramo ferroviario Laredo-Quirihuác-menocucho.
Entre los años 1909-1911 empieza la lucha por las reivindicaciones sociales de los trabajadores. En 1911 se produce la más sangrienta huelga de toda la historia de Laredo, dejando un saldo de no menos de cien campesinos contratados muertos. Lucha que continuarán años después los obreros de y el Sindicato de trabajadores.
El 23 de agosto de 1919 se bendijo e inauguró la Iglesia «Jesús y María», cuya construcción estuvo bajo la dirección del alemán Rob Renner.
El 7 de julio de 1932 importante sector del pueblo laredino se vio compelido a coparticipar en la rebelión contra la tiranía y la opresión impuesta en «El Año de la Barbarie», al decir del autor G. Thorndike.
El 20 de diciembre de 1961 mediante la Resolución Ministerial Nº 1195-F, la primera en su género, se regularizó como urbana la zona construida del Pueblo de Laredo, según el Programa propuesto por la Negociación Azucarera Laredo Ltda. y la Asociación de Propietarios de casas de Laredo y La Merced. En ese mismo año circuló el primer periódico laredino llamado «Laredo Avanza».

El 28 de diciembre de 1961 se promulgó la Ley Nº 13792, por el Gobierno Constitucional de Manuel Prado Ugarteche, que crea el Distrito de Laredo, cuya capital es el pueblo del mismo nombre.
En el año 1964 empieza a funcionar el primer Colegio Secundario de Laredo denominado «Antenor Orrego». Asimismo, sale a la luz la primera revista laredina llamada «Laredo», órgano del Dpto. de Relaciones Industriales de la Negociación Azucarera Laredo.
El 19 de junio de 1970 fue reconocida la Cooperativa Agraria de Producción Laredo Lta. Nº 16 y el 24 del mismo mes se le adjudica gran parte del complejo agro-industrial Laredo, en aplicación de la Ley de Reforma Agraria que dictara el Gobierno Militar de Juan Velasco Alvarado.
El 9 de diciembre de 1978 se conmemoró en forma jubilosa el primer Centenario de los Caseríos de Laredo y La Merced por el «glorioso pueblo de Laredo», justo calificativo que con ocasión del histórico aniversario le pusiera el Presidente de la Asamblea Constituyente del Perú Dr. Víctor Raúl Haya de la Torre. En dicha efeméride que organizó la Junta I Centenario de los caseríos de Laredo y La Merced, se creó el Escudo, la Bandera y el Himno a Laredo que expresan la lucha por la justicia social y el espíritu democrático, religioso y progresista del pueblo laredino.
(1) Durante todo el Virreinato, Laredo fue una hacienda pequeña. Después de la Independencia amplió su extensión como consecuencia del proceso de absorción de la propiedad agraria. En el año 1937 se formó el latifundio «Laredo Grande», al acumularse a la Hda. Laredo los predios rústicos de: Bambás, Herederos, Galindo, Quirihuac Alto, Quirihuac Bajo y Menocucho.
(2) Tal es el caso de la compraventa del lote de terreno que se celebrara el 24 de agosto de 1880 a favor de Julián Zavaleta.
(3) El supremo recurso de la rebelión está mencionado en el Preámbulo tercer Considerando de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
(4) El Pueblo de Laredo está constituido por los caseríos de Laredo y La Merced. Desde los primeros años se consideró al caserío de La Merced como «gran parte del caserío de Laredo, conforme puede verse en el periódico «El Porvenir» de Trujillo en su edición del 20 de enero de 1883.